![Adios, lúgubre mundo. No me aflige morir en tan noble combate. [Bosola en Malcontent]](http://produccion.grumelot.com/wp-content/uploads/sites/3/2012/12/cartelmalcontent.jpg)
Adios, lúgubre mundo. No me aflige morir en tan noble combate. [Bosola en Malcontent]
Grumelot y Teatro en Tránsito presentan Malcontent, un espectáculo sobre la corrupción en todas sus formas y las relaciones entre vida pública y vida privada, familia e individuo, en un mundo de perversiones y ambiciones fuera de control en el que la insatisfacción, el descontento, el malcontent, es la sensación dominante.
Estrenada en julio de 2011 en el Off Almagro, dentro del Festival Internacional de Teatro Clásico, donde obtuvo una mención especial del jurado por «el riesgo de la propuesta en la elección de un texto que no se encuentra en el repertorio habitual, así como el riesgo en la puesta en escena» con texto original de Jose Padilla y dirección de Owen Horsley, es una versión libre de La Duquesa de Malfi de John Webster, posiblemente la pieza no shakespeariana más representada en los escenarios anglosajones.
Crítica ELPAÍS
Elenco
Juan Blanco
Carlota Gaviño
Javier Lara
Jose Padilla
Iñigo Rodríguez-Claro
Owen Horsley
Dramaturgia
Jose Padilla
Iluminación
Cesar Cortés
Javier L. Patiño
Espacio Sonoro
Agustín Batista
Ángel Galán
Diseño Gráfico
Claudia Gaviño
Escenografía-Vestuario
Owen Horsley
Verónica Farizo
Grumelot
David G. Vargas
Audiovisuales
David G. Vargas
Agustín Batista
Producción Ejecutiva
Carlos Aladro
Leticia Rodríguez
Director de Producción
Federico Aladro
Ayudante de Producción
Verónica Farizo
Adjunto a la Producción
Javier Ortiz
Ayudante de Dirección
Javier L. Patiño
En un mundo de asfixiantes relaciones fraternales, la Duquesa viuda de Malfi, tomando por esposo en secreto a su mayordomo Antonio, se enfrenta a sus dos poderosos hermanos: Ferdinando y el Cardenal. Un espía a las órdenes de los hermanos de la Duquesa, Bosola, malcontent por excelencia, descubre el matrimonio y el embarazo que la pareja ha mantenido en secreto durante nueve meses y lo comunica a Ferdinando. La venganza de éste sobre su hermana desarrolla hasta límites casi cómicos la idea de crueldad.
La ambición sin límites, el voyeurismo y el espionaje; la corrupción del individuo y del estado; la inoperancia de la familia y la inestabilidad de la identidad individual; el papel de la mujer en un mundo de hombres; la capacidad del ser humano para la crueldad, configuran en La Duquesa de Malfi un apretado mosaico temático que, lejos de ser planteado intelectualmente, se presenta como sucesión de imágenes, de atmósferas, de sensaciones: como un compacto y ahumado espejo del corrompido mundo. Un mundo claustrofóbico y sofocante, pero también brillante en su oscuridad.
EL MALCONTENT
Infeliz, agitado e inestable, Bosola, como paradigma de malcontent, está insatisfecho, aunque no resentido. Incómodo en el mundo de la obra en la que ha sido escrito, está ansioso por cambiarlo o, cuando menos, enfrentarse a él. Este desencantado, que se para frente al mundo y lo observa con frialdad y disgusto, es heredero de una larga tradición de insatisfechos crónicos entre los que se cuentan Hamlet, Yago, Jaques el melancólico o, incluso, el Antonio de El Mercader de Venecia.
Figura arquetípica del drama renacentista es, las más de las veces, un puente entre espectador y espectáculo: la síntesis del conjunto de espectadores, un personaje con conciencia de habitar una ficción y con la capacidad para comentarla.
En tanto que estilización de una realidad histórica, podríamos ver en los malcontent a toda una generación lúcida de jóvenes -de la que el propio Webster formaría parte junto a Marston Middleton, Dekker, Fletcher o Beaumont- con una sólida formación intelectual, en tiempos de crisis económica y corrupción en la corte. Licenciados y estudiantes buscando fortuna en Londres que, como hiciera en España nuestro Lope de Vega, encontraron un medio de vida en el servicio como secretarios aunque, en diversos casos, el secretario tuviera mayor formación y mejor ingenio que su señor. El retrato del descontento y la frustración de esta generación puede apreciarse en los malcontents websterianos desde Flamineo, secretario del Duque Brachiano en El diablo Blanco, hasta Bosola, intelectual degradado a criado de las caballerizas en Malfi y espía a sueldo de los hermanos de la Duquesa, envilecido macchiavel con conciencia de su propia tragedia.